Te quedas ausente por momentos, disfrutando la soledad del infinito.
Pero te acuerdas que antes no estabas tan solo, ni tan ausente.
Y caes en un pozo de dudas, que te hace rodar y rodar entre arena y mar.
Intentas voltear las imágenes en un frasco cerrado, y hacer un cóctel diferente, uno que te levanta, que te sonríe... y que te mima sin preguntarte nada, con el silencio, y a tu lado.
No me gusta dudar al mirar al horizonte, no me gusta dudar cuando lanzo esa pelota, me gusta correr y que no sea por miedo, morder y que no sea por hambre y gritar siempre... gritar de felicidad.
¿Y ahora qué?.
Ahora toca luchar, caer menos y sentir... sentir mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario