Muérdeme,
cerca, al oído.
Sudamos sal por nuestros poros,
y desnudamos nuestros latidos.
Muérdeme,
fuerte, sin testigos.
Píntame tus secretos,
y gime entre escalofríos.
Muérdeme, el alma
y el sentido.
Guíame entre arañazos,
tu silencio y tus vacíos.
Muérdeme entre rizos,
dorados, alegres, fríos.
Muérdeme,
dormido.
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