lunes, 9 de marzo de 2009

- El ultimo combate -


Trainspotting

4 "Demasiado enfermo para dormir, demasiado cansado para mantenerme despierto".
Ewan McGregor

 

 

Cuando tienes un combate de 12 asaltos, estas cansado, con la mirada perdida y litros de sudor recorren tu cuerpo, la sangre inunda tu ceja izquierda y la respiración es complicada por los golpes encajados en la nariz. Pierdes por los puntos en un final casi de infarto, te quedas hundido en la esquina del cuadrilátero… el publico te silva sin parar… pero juras volver a intentarlo.

 

Todos los días me despierto temprano con una misma idea, ganare la pelea a mi pasado. Entreno duramente mi cuerpo y mente diariamente para que la velada del sábado sea inolvidable… el sudor de mi  cuerpo se mezcla con mis lagrimas por el esfuerzo del duro entrenamiento… solo me consuela una ducha fría, que hace que mi cuerpo desnudo suelte todo el calor acumulado durante el día, ya solo  falta esperar hasta el combate.

 

Ya es sábado, espero en el camerino escuchando al publico gritando el nombre de mi contrincante, solo me queda cerrar los ojos y tranquilizarme antes de salir al ring 

 

Salgo  al pasillo y el publico empieza a silbarme sin parar, pero intento no desconcentrarme, suelto golpes al aire para calentar mis músculos mientras presentan a mi rival, ya esta todo listo.

 

Suena la campana y empieza el combate, lento, intentando estudiar mi contrincante sin gastar demasiada energía, pasan los 2 primeros  asaltos con una igualdad máxima y con un respeto demasiado grande entres los dos. Suena de nuevo la campana para empezar el 3 asalto el cual empieza con dos directos seguidos que me dejan un poco aturdido contra las cuerdas… no paran de lloverme golpes por todos los sitios sin parar, me castiga el hígado con dureza, creo que voy a caer a la lona… pero suena la campana, termina el tercer asalto. Mi entrenador me dice si merece la pena que todo los sábados pierda el combate, pero yo le digo con lagrimas de sangre en mi mejilla que lo voy a ganar, me levanto con fuerza y miro al publico asistente, caras conocidas la mayoría, pero una de ellas me hace ilusión verla, es un antiguo amigo que hacía tiempo que no hablábamos, se levanta de su silla con su peculiar corte de pelo y grita… ¡Tu puedes!.

 

Eso me hace salir como un toro, con una fuerza brutal no dejo de lanzar golpes sobre mi contrincante, derecha, izquierda, gancho. Estamos en el sexto asalto, cansado, pero con ganas de terminar el combate lo antes posible, en ese instante me suelta un directo que esquivo con agilidad, en este momento todo va a cámara lenta,en blanco y negro... suelto el croché de derecha que impacta de lleno en su rostro deformado  y cae al suelo dando un gran golpe en la lona,1,2,3.4,5,6,7,8,9…Final, se encienden todas las luces de la sala, la gente grita mi nombre con locura, alzo los brazos y sonrío al graderío, este fue mi ultimo combate.

 

Este domingo la resaca de golpes fue mínima, pude disfrutar del día como hace mucho tiempo.


Me retiro...

 

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