lunes, 16 de marzo de 2009

- Trébol -


Gladiator

 

4 "Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad".
Russell Crowe

 

Hace 3 años una carta entro en mi vida, sin pedir permiso, sin llamar a la puerta, pero con una cosa clara…quedarse para siempre.

 

Horas antes de mi 29 cumpleaños capitulo los cuatro encuentros con el destino y sigo sin saber que quiere de mi, que busca y si la respuesta la encontrare pronto, o será un puzzle al que le faltan muchas piezas.

 

Era invierno, frío y lluvioso, paseaba por la calles de Paris con la chica de pecas y dulzura interminable y su inolvidable perro a mi lado, ella se alejo por un momento en busca de su perro que corría tras los pasos de un gato… en ese instante baje la mirada y vi una carta en un charco, pase de largo, pero al instante volví sobre mis pasos y la metí en mi bolsillo sin darle la vuelta. Días después en el aeropuerto me di cuenta que era un diez de trébol.

 

Un año después por las bonitas calles de la latina caminaba alegre y risueño recitando el ser o no ser del inolvidable Hamlet… tropecé con un bordillo de una acera y en ese instante vi una carta en otro charco, me quede mirándola, esperando que me contara algo, en ese instante le di la vuelta y era el nueve de trébol.

 

Hace poco mas de un año probándome el abrigo de conejo que intentaba vender a una señora poco minutos antes , me mire al espejo y me vi, femenino y ridículo pero con una sonrisa que recordaba cuando probaba disfraces en la noche de carnaval…metí  la mano en unos de los bolsillos y vi q había algo en uno de ellos, lo saque… y era el cuatro de trébol.

 

Después de estos acontecimientos y muchas vueltas de hojas decidí tatuarme en mi brazo izquierdo el as de trébol, en honor al destino, a la suerte y porque no, la casualidad.

 

Pero paso lo que no sabía que pasaría, el destino llamo a mi puerta el sábado 14 de febrero de camino al  Elástico.

 

Eran las doce y treinta y cinco minutos, andaba por la calle huertas esquina Echegaray en ese momento escuchaba a unos gitanos que cantaban flamenco alegremente, pase por su lado y vi una carta en el suelo, en medio de la calle, como si estuviera esperándome, como si me llamara, estaba doblada perfectamente por la mitad, cuando la cogí  y mire que carta era,  una lagrima recorrió mi rostro.

 

Después de este encuentro no se que pasara ni cuando, lo único que se es que dentro de unos minutos cumplo 29 años.

 

La carta era el  As de trébol.   

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