miércoles, 28 de enero de 2009

- Primer viaje -


Camino a la perdición

 

4 "Esta es la vida que elegimos. Y una cosa está clara, ninguno veremos el cielo".
Paul Newman

 

Todo estaba listo, mi indumentaria mi animo y mis ganas por este viaje, solo faltaban unas pedaladas y meter los datos en la maquina del tiempo.

 

Respire hondo y conté en alto, tres, dos, uno  y empecé a dar pedaladas sin parar como si fuese mi vida en ello, en ese instante cerré los ojos y escuche una pequeña explosión y pare.

 

Cuando abrí los ojos estaba en 1966.

Estaba justamente detrás de la mercancía de uno de los barcos anclados en el puerto de Cádiz en ese instante el pitido interminable de un guardia tras un niño que había robado mercancía me dio un susto de muerte, sin perder un momento saque la lona para esconder la maquina del tiempo entre la mercancía y sentarme rápidamente para poder respirar profundamente y secarme el sudor  de la frente. Estaba nervioso pero no podía perder ni un minuto mas, saque los pequeños prismáticos que traía conmigo y empecé a buscar el barco de mi abuelo, el nombre era Ignacia Maria.

 

En ese instante localice el barco, era de un tamaño medio y tenía una mezcla de grises y blancos como si estuviera recién pintado. Seguí investigando hasta ver la tripulación cargando el equipaje y otros fumándose unos cigarrillos delante de el, pero no veía a mi abuelo Andrés, en ese momento me di cuenta que tenía ya que salir del escondite y hacer lo que tenía preparado.

 

Me temblaban las piernas, pero me puse en pie, respire hondo y fui hacia el Ignacia Maria. Cuando me estaba acercando empecé a notar las miradas de la tripulación pero yo intentaba cubrirme con el sombrero, con la mirada baja, nervioso, pero sin dejarme llevar por nada.

 

Me pare, me quite el sombrero  y mirando hacia ellos dije… Andrés Pino por favor.

En ese momento, salio de la sombra, de la oscuridad, donde no podía ser visto…mi abuelo. Respondió con elegancia con una leve sonrisa que ni el mismo Paul Newman en el golpe tenía… Le comente que venía de parte de Miguel Sibón Pantoja dueño del barco y que tenía que hablar con el urgentemente, con el patrón del barco.

 

Salio de el y me dijo que fuéramos a la cantina que esta enfrente del puerto, en ese momento me dijo que si nos conocíamos que le resultaba familiar mi cara… yo solo pude decir que no era posible que era nuevo en la ciudad…

 

Cuando llegamos a la cantina pidió al camarero un café solo, con mucha familiaridad, estaba claro que no era la primera vez que estaba en esa cantina pero si podría ser la ultima… yo pedí lo mismo para acompañarle, me pregunto que porque tanta prisa que quería decirle y yo le conteste que no podía salir a pescar esta noche que Miguel me dijo que no era buena idea salir que había temporal en el estrecho… pero mi abuelo en ese instante empezó a mosquearse no creía que Miguel me había dicho nada, no era normal en el y insistió en llamarle por teléfono a su casa, yo le dije que no estaba pero no me creyó…

 

Fue corriendo para hacer la llamada, en ese momento mientras marcaba el numero me quede paralizado, sin palabras… veía como le cambiaba el rostro mientras seguía la hablando… en ese instante colgó y sin pensarlo un momento fue hacia mi enfadado como si fuera a pegarme… pero se quedo parado delante de mi, mirándome a los ojos y me dijo - sabes lo que es tener 4 hijos y una mujer que mantener para que tu me vengas con esto, para que pierda el trabajo, no se lo que quieres pero no te quiero ver mas en mi vida-.

En ese instante me derrumbe, sin fuerza, como si me hubieran echado la bronca por no hacer bien las cosas, la bronca que nunca tuve de el, porque no lo conocí.

 

Pero no podía dejar q se fuese sin hacer nada y en el instante que pude tener algo de movilidad fui corriendo hacia el barco donde estaban, todos dentro, bueno… solo faltaba el por subir, corrí como si la vida se me fuese en ello, lo agarre del hombro pero el me empujo y caí al suelo y me dijo – Que quieres de mi – y yo le dije, salvarte… pero el mientras subía me dijo – Tu no eres Dios, tu no eres Dios – mientras, el motor no me dejaba oír nada mas solo ver como se alejaba cada vez mas y mas. 

 

Empezó a llover,  en ese mismo segundo, no pude parar de llorar y gritar que no, que no era el momento… mientras... la lluvia cada vez mas fuerte mojaba mi cuerpo tirado en el suelo… en ese instante como si fuera una película de Sam Mendes, la lluvia se llevaba mi alma, viendo cada vez desde mas alto, mi cuerpo mojado… como una película, como la vida misma.

 

Solo recuerdo después, estar en mi casa tirado en la cama y ver la ropa mojada  por toda la casa… aquí termina mi primer viaje… sonando una canción de los beatles en la radio.

 

 

 

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