jueves, 12 de febrero de 2009

- Alergias -


La delgada línea roja

 

4 "Me siento solo cuando hay gente".
Sean Penn

 

- Antes del viaje…

 

Hace dos meses llegando a casa después de un partido de fútbol,  me di cuenta de que no me encontraba bien, me picaban los brazos, no podía respirar bien y tenía ronchas por el cuello, ingle y diversas partes del cuerpo… rápidamente me fui  para urgencias… me pusieron dos inyecciones y me dieron unas pastillas rojas de el tamaño de un guisante y me dijo el medico después de comentarle lo que había comido que posiblemente fueran los frutos secos, pero que no era seguro.

 

Un mes después cenando, pedí una ensalada con nueces, queso etc… siendo poco consiente de mi gran error , empecé  a notar un raspeo en mi boca y todos los recuerdos anteriores me vinieron a la cabeza rápidamente, me tocaba otra vez urgencias.

 

Después de ese día y las idas y venidas en taxi para mi necesario pinchazo o pastilla roja…decidí que ya no podía comer nunca mas frutos secos.

 

Pero me hizo recordar cosas … recuerdo las interminables charlas con amigos, asomados a la barandilla, viendo como pasaban las piraguas en la bahía de Cádiz… siempre con un paquete de pipas…o los días de películas interminables en casa de mi amigo Dani,  con nuestras primeras cervezas, siempre acompañados de unos kikos…. Recuerdo comiendo pistachos, cacahuetes, almendras, en mi casa con mis padres y mi hermana Aurora, viendo un programa de televisión cuando la noche se acercaba… recuerdo tantos momentos y tantos lugares… que estaría viajando por mis recuerdos durante horas, pero tenía que morir esa necesidad, esas ganas de comer anacardos en mi habitación cuando nadie me ve… tenía que despedirme. Pero me gustan las despedidas a lo grande, sin miedo al que pasara… y sin pensarlo dos veces me fui a la tienda q tanto le gustaba a V de la calle carrera San Jerónimo llena de frutos secos, compre pipas, pistachos, cacahuetes, almendras y sin lugar a dudas el producto estrella, anacardos.

 

Me puse unos capítulos de los Sopranos y con mi coca cola a un lado, los frutos secos rodeándome y mis dos pastillas rojas de polaramine en el bolsillo… empecé a disfrutar de mi ultimo día con mi afición y recuerdos de los frutos secos… no fue tan doloroso como yo pensaba… fue solo una despedida.

 

Para David, compañero incansable de alergias y grandes historias diarias.

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